09 abril 2010

Sequía


Sequía

Ya perdí la cuenta del tiempo que tengo perdido y desorientado en este desierto de suelos agrietados y cielo despejado. En realidad, nunca comencé a llevar el conteo de los segundos, minutos, horas o lo que sea que ha transcurrido desde que terminé en este lugar. La unidad de tiempo no tiene relevancia, pues lo único realmente importante es el cómo llegué aquí. El cómo fue que dejé que me trajeras a este lugar seco y solitario.

Tú tienes la culpa y deberías ser tú quien me lleve a otro lugar. Un lugar diferente, donde el intenso resplandor del sol no sea causado por el brillo de tus ojos. Quizás así mi mente deje de alucinar por el calor de éste desierto, y deje de hacerme caer en los espejismos causados por el reflejo de tus ojos, esos ojos cálidos e inocentes. Quizás.

No sé cuánto pueda soportar, pero en este aire seco la espera es cada vez más difícil. Mi cuerpo comienza a temblar, quebrándose en pedazos que mi sudor logra mantener en su lugar pero que mi piel sólo se resigna a revelar. No hay manera de que las grietas que separan a éstos pedazos se puedan ocultar, ya que en éste desierto me encuentro desnudo sin tela que las cubra y no hay sombras proyectadas que se puedan esconder de la luz de tu mirada… y todavía tengo calor.

A pesar del cóctel de emociones que siento, en lo único en que pienso es el calor que atormenta a mi cuerpo. Calor.

Calor y más calor… Creo que, sin viento que revuelva el aire, será aquí donde moriré asfixiado… Si tan solo tu boca pudiera dejar escapar un poco de ese aliento fresco y así sellar las grietas que recorren mi piel.

Esa boca, tu boca…

El tiempo continúa pasando y la sequía llega a mis labios. Olvida la temperatura, al menos por un rato, ahora tengo sed y es en ésta sed en lo que pienso. Sed. Mis labios agrietados necesitan beber. Mis pies se niegan a moverse y mis brazos carecen de la fuerza para arrastrar mi cuerpo por las arenas calientes de éste desierto en busca de alguna salida. ¿Acaso ya es muy tarde para encontrar alguna salida?

No.

Tú me trajiste aquí y tú me tienes que ayudar a escapar. Tú me tienes que salvar. Me tienes que quitar ésta sed. Ésta sed de besos, tus besos, que tu sequía me ha ocasionado. No es bueno que, cualquiera que sea la unidad que uses para medir el tiempo que llevo en este lugar, dejes que éste siga avanzando. Así que… ¿por qué no vienes de una vez y me ahogas en un diluvio de tus besos, esos besos con sabor a limonada?

Autor:kuroi

3 Comentarios...:

Sandum dijo...

Tan empalagoso como peritas al horno, pero aun así saben bien... Saludos!

Anónimo dijo...

Ñatito, debes aprender que en la vida nada es regalado, todo tiene su precio.

The Dreamer dijo...

Tu historia despierta pasiones... Es en serio... Por tu culpa quiero besar y besar mucho! Labios nuevos, distintos, secos y húmedos...

Quiero encontrar labios cómplices que deseen lo mismo, just for fun!

Fuera de joda, tu hermosa historia me encantó xD