31 enero 2011

El sabor de tus besos

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El sabor de tus besos
Foto original: Margot van der Meer


A veces no estoy seguro de lo increíble o irónico que resultó ser todo el tiempo que solía pensar en tus besos, en la textura de tus labios y en el sabor de tu boca, aquel sabor desconocido de tu piel.

Cuando te vi por primera vez pensé que tus besos serían como la limonada que sostenías entre tus manos, que la intensidad de tus besos llenaría el espacio vacío entre palabras que no se dicen, entre miradas cifradas y entre contactos exploradores que se preparan a cruzar los límites de lo conocido.

Ácidos y dulces, intensos y agresivos, así tenían que ser tus besos, provocativos y refrescantes en esos momentos en los que tu garganta te reclama por sed… aunque esta vez la represa de mi garganta no pudo hacer bien su trabajo y ahora mi cuerpo completo estaba sediento.

Pero mi cuerpo no podía decidirse de qué tenía sed, cada vez se antojaba de algo diferente. Unas veces pensaba que el sabor de tus besos era como el de la fresa, todavía ácidos, todavía dulces, pero además pícaros y juguetones al igual que el tono de tus labios. Otras, parecía antojarse de tu cabello ondulado, y así tus besos se tornaron sabor chocolate para que mis dedos podieran jugar con ellos, aún cuando no quitara la sed.

Con el tiempo tus besos se volvieron adictivos y pensar en uno solo se volvió en una faena imposible. Tus ojos, tu cuello, tus hombros, tus manos, tu cintura… cada parte y cada gesto tuyo inspiraban un sabor distinto, una idea y una justificación para que la sed que sentía mi cuerpo le reclamara a mi boca la falta de información sobre el tema.

Finalmente, no fue hasta que te escuché reír por primera vez que supe, casi con certeza, que tus besos eran dulces y sólo eso. Dulces.

Tus besos podían saber a cualquier cosa, cualquier cosa que tú quisieras, pero cuando por fin pude probar uno descubrí que tus besos sabían a nada, simplemente a nada, pues tus besos no eran para miAutor:kuroi