04 julio 2010

Entre sábanas


Entre sábanas
Foto: Arlette Montilla. Parte de la serie "Insomne"


Hoy no llueve y el viento decidió alejarse de tanto calor, en su lugar sólo quedó el molesto chillido del silencio que también viene y se va, pues la soledad de este cuarto se ha convertido en su refugio favorito para esconderse de los alborotados seres que habitan fuera de él.

Hoy no puedo dormir, víctima una vez más de este insomnio que me acecha últimamente, un insomnio que tiene nombre y apellido… Sin embargo; el reloj del despertador me recuerda fútilmente que ya ha pasado la medianoche, que mañana tengo que trabajar y que tengo que descansar, que debo dormir, pero hoy mi cuerpo se encuentra atrapado entre sábanas y mi mente lo suficientemente libre como para pensar en ti.

Es así como mi mente estúpida repara en tu ausencia, en ese espacio que sobra entre sábanas y en el lado vacío de esta cama que alguna vez fue pequeña, pero cuya inmensidad real ahora se disimula entre las sombras de las telas que se arrugan sobre ella, estas sábanas frías y pesadas que resaltan la falta de tu calor.

Entre las sábanas es cuando mi mente inicia su propia cacería de brujas, intentando encontrar los culpables de que no estés aquí para poder quemarlos en la hoguera. No importa la razón, no importa el causante, sólo importa el resultado: quemarlos hasta que se consuman con el fuego imaginario de mi ansiedad.

Creo que es esta podrida ciudad: sus calles, sus plazas, sus centros comerciales, ¡su todo! Es ella la que ha alargado los segundos y atormentado mi mente, llenándola de recuerdos sobre los días que he pasado aquí mientras que tú duermes en algún lugar lo suficientemente lejos de mí.

Es esta distancia que nos une a lo lejos la que me hace querer que estuvieses cerca, muy cerca, dentro del alcance de mis brazos para poder así arroparte entre ellos y luego sentir tu pecho palpitante bajo mis manos. Es ella la que me hace querer que fuese yo quien estuviera al alcance de tu boca para que, poco a poco, pudiera perderme entre tus besos, esos besos dulces que a veces sellas mordiendo mis labios, hasta que finalmente pueda dormir a tu lado y así poder volver a soñar con tu sonrisa.

Después de todo, es tu compañía la droga que necesito para dormir en paz. Es tu compañía la que calma mis pensamientos y cura mi insomnio. Es tu compañía y nada más.

Nada más.Autor:kuroi

2 Comentarios...:

The Dreamer dijo...

Cuando leo esta historia, su sencillez y a la vez lo auténtica que és solo me lleva a recrear y recordar. Porque esas escenas que imaginas son tan reales, estoy seguro que muchas personas están experimentando esas emociones en este momento. E incluso, deben haber personas deseando vivirlas porque aunque hablas de ausencia, es provocada por el mayor anhelo humano: Amor.

Me gustaría elegir 3 extractos que me llamaron mucho la atención. Para no extender mucho el comentario no dare explicaciones de por qué esos ^^;

1) Es así como mi mente estúpida repara en tu ausencia.

2) Creo que es esta podrida ciudad: sus calles, sus plazas, sus centros comerciales, ¡su todo! Es ella la que ha alargado los segundos y atormentado mi mente, llenándola de recuerdos sobre los días que he pasado aquí mientras que tú duermes en algún lugar lo suficientemente lejos de mí.

3) Es esta distancia que nos une a lo lejos la que me hace querer que estuvieses cerca, muy cerca, dentro del alcance de mis brazos para poder así arroparte entre ellos y luego sentir tu pecho palpitante bajo mis manos.

Solo te felicito por lo que la tinta és. Un repositorio de situaciones y emociones bastantes reales traidas a tu mente por el viento (?)

Quiero saber pronto en que dirección soplará y cuál es la que te hace escribir así :P

Sancfc dijo...

Excelente !!! De verdad aunque digas que no piensas en nadie cuando escribes esas lineas, es difícil imaginar que una persona que no conozca el amor, pueda escribir y expresar una forma de amar tan autentica, a veces se siente envidia y curiosidad de saber quien es tan amada o quien será amada de esa manera...

Besos!!
Sigo esperando más, para continuar leyendo